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EL OJO DEL HURACÁN. RELATOS (1979-2020)

RELATOS, EDICIONES CARENA, BARCELONA, 2021

El ojo del huracán. Relatos 1979-2021, Ediciones Carena, Barcelona. En este libro de 660 páginas recojo seis libros de relatos. Cuatro de ellos publicados a lo largo de los años y dos nuevos inéditos hasta ahora.

Como indico en la introducción, a lo largo del tiempo, estos han sido algunos de los críticos que han escrito sobre mis relatos: Guillermo Busutil, Rafael Cortés, Alejandra Guillén, Manuel Gahete, María Victoria Reyzábal, Antonio Moreno Ayora, Manuel Villar Raso, Antonio García Velasco, José Luis de Celis, Bautista Martínez Iniesta, Francisco Vélez Nieto, Antonio Torés, Fernando de Villena…

El ojo del huracán reúne en torno a un centenar de relatos de temática diversa: realistas, surrealistas, simbólicos, absurdos, eróticos, sarcásticos, crueles…,  escritos a lo largo de los últimos cuarenta años. Con ellos penetro en lo más profundo del ser humano, de sus desvelos, miedos, esperanza, imaginación, alambicado existir, que no es solo esa realidad que nos han vendido sino una que está enraizada en el misterio, en el absurdo, en la fantasía o en los más íntimo de nuestras pesadillas… En él aparecen recogidos los libros El sudario de las estrellas, Juegos de goma, Tesis de mi abuela y otras historias del sur, El viento entre los lirios, El hombre sin sonrisa y Relatos (1979-1981).

EL OJO DEL HURACÁN. RELATOS DE FRANCISCO MORALES LOMAS
FRAGMENTO DEL CRIMEN VERDADERO DE ARIEL GARCÍA

RESEÑA DE JUAN FRANCISCO FERRÉ

HISTORIAS DEMASIADO HUMANAS
Francisco Morales Lomas, El ojo del huracán, Ediciones Carena, págs. 654
JUAN FRANCISCO FERRÉ

El mundo se construye con ladrillos de historias. Versiones de la realidad que dan sentido a
nuestro modo de habitar el mundo cuando se transforman en historias, en narraciones, en actos de
habla narrativos. El contador de historias no es un fabulador, sino un catalizador de relatos, un
transformador de corrientes narrativas y ficciones electrizantes. El narrador, como insistía Walter
Benjamin, es la voz de un sujeto experimentado y experto en vidas ajenas que reclama la atención
de los presentes para transmitirles con sabiduría el hilo inveterado de las historias que hacen del
mundo un lugar habitable y humanizado. Cambia el contexto cultural, pero no cambia el designio
del acto sacramental de narrar.
En todo este bagaje de ideas sobre el arte narrativo hace pensar el mamotreto de historias de
varia lección donde Morales Lomas ha recopilado al completo su ficción breve, compuesta de un
centenar de relatos. Dos metáforas focalizan el propósito global del libro. Una va cifrada en el título
y la comentaré más adelante. La otra aparece en el relato “El telescopio de Bedford”, tan inspirado
en planteamientos de Borges y Cortázar: en el desenlace, el protagonista descubre que el ojo del
gran voyeur, el mirón omnipotente, ese gran hermano que refleja en sus pupilas las imágenes de
todos los hombres y las mujeres que se cruzan con él, es una imagen de sí mismo, es decir, un doble
de su figura como narrador y la del autor que construye el caleidoscopio de personajes e historias de
este bestiario humano.
Estas historias ordinarias y su peculiar modo de narrarlas, tan apegado al rasero popular de
la lengua vernácula, permiten entender también el poder de la palabra sobre los relatos. Morales
Lomas escribe sus historias demasiado humanas en el “mero español” del desdeñoso Borges.
Historias llanas, nunca esdrújulas, como corresponde a la tendencia innata del idioma nativo,
escritas a menudo con llaneza de estilo y otras con agudeza grotesca e ingenio chistoso.
“El ojo del huracán”, la metáfora inscrita en el título, explica la posición nada privilegiada
del narrador en la mayoría de las historias. Personaje que vive sumido en las turbulencias de la
existencia pasional o pulsional, o las observa desde muy cerca, pero acierta a integrar en los relatos,
pese a la cacofonía y el caos del mundo, la inteligencia de la palabra y la lucidez de la mirada
analítica. El narrador, bajo todas sus máscaras, es de una ingenuidad casi primitiva, de una prístina
inocencia. Esa perspectiva genuina adorna sus estrategias y enriquece historias en las que la
ausencia de malicia e ironía fomenta la colaboración perversa del lector.
La placentera lectura de muchas de estas historias ha coincidido en el tiempo con mi
revisión de una teleserie de culto de ciencia ficción, “Battlestar Galactica”, por uno de esos azares
que nuestros dioses literarios Borges y Cortázar nos enseñaron a amar. En los primeros episodios de
la serie, el ojo de una tormenta estelar protege a los humanos en fuga de los ataques de los
androides enemigos, ya que estos, víctimas de la intensa electricidad de la tormenta, ven alterados
sus programas y circuitos. “El ojo del huracán” de Morales Lomas funciona igual, como una
tempestad eléctrica en el cerebro del lector, potenciando el lado humano y desactivando el robot que
se oculta en el interior. Este es el gesto humanista que conecta, al final, todos los relatos y las
historias. Solo por ello, la lectura de este libro, moral e inmoral al mismo tiempo, ya estaría más que
justificada.

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